
La psicoterapia es siempre una opción en el tratamiento de la depresión, ya sea sola o en combinación con medicamentos antidepresivos.
En las depresiones leves suele ser una opción muy frecuentemente elegida por los pacientes, debido al todavía existente estigma que representa tomar psicofármacos entre un sector de la sociedad. En estos casos tal vez pueda ser suficiente el esfuerzo y la implicación emocional por parte del paciente para resolver su malestar anímico…pero en otras ocasiones, tal vez no sea suficiente.
En las depresiones moderadas/graves es imprescindible el empleo de antidepresivos si queremos conseguir unos resultados óptimos de tratamiento, pero es que además, la combinación en estos casos de un tratamiento psicoterapéutico va a aportar una clara ventaja a la hora de lograr la remisión de la sintomatología. Es decir, a mayor gravedad mayor será el beneficio de combinar los dos tratamientos, psicoterapia y farmacología.
La duración de una terapia para la depresión es complicada de prever de antemano, por ello es fundamental establecer unos objetivos al principio del tratamiento para que tanto el profesional como el paciente sepan en qué dirección debe ir la terapia y cuál es el final del camino.
Las terapias para la depresión podríamos separarlas entre las que están orientadas hacia el proceso terapéutico y en las que están orientadas hacia la obtención de resultados. En las primeras incluiríamos aquellas terapias dinámicas que hacen hincapié en el crecimiento personal, en el fortalecimiento de la autoestima y en el mejor conocimiento de uno mismo; sería el caso de la técnica psicodinámica y el psicoanálisis. Por otro lado, las terapias orientadas hacia la obtención de resultados tienen como foco principal la reducción de los síntomas; entre las psicoterapias para la depresión que han demostrado reducir los síntomas más rápidamente tenemos la terapia cognitivo conductual y la terapia interpersonal.
Además de lograr una reducción de síntomas, es importante considerar otras cuestiones de la persona…ayudar al paciente a comprender de dónde proviene su sufrimiento para evitar tropezar con el mismo problema una y otra vez, puede ser fundamental para alcanzar una adecuada estabilidad y prevenir recaídas. Esta orientación se conoce como psicoterapia de perspectiva integradora o psicoterapia integradora.
Cuantos más recursos disponga el paciente para gestionar su malestar emocional, tanto a nivel farmacológico como psicoterapéutico, más fácilmente podrá lograr la ansiada vuelta a la normalidad o, al menos, alcanzar una estabilidad clínica que le permita un funcionamiento adecuado. Por ello, suele ser una insensatez desechar cualquiera de estas opciones terapéuticas, la farmacológica o la psicoterapéutica, ya no sólo en el tratamiento de la depresión sino en el de las enfermedades mentales en general.
En definitiva, mejor unidos…que separados.